Expansión propulsada por el dólar: cómo EE.UU. creció comprando territorios extranjeros
El presidente electo de EE.UU., Donald Trump, ha expresado su deseo de ampliar el territorio estadounidense adjuntándose la vecina Canadá, la isla ártica de Groenlandia, que forma parte de Dinamarca, así como el canal de Panamá, del que Washington ya fue dueño entre 1914 y 1999.
De materializarse alguna de estas ambiciones, no será la primera vez en la historia estadounidense que el país adquiere tierras extranjeras.
En diferentes años, el país norteamericano ha conseguido varios territorios de otras naciones, convirtiéndose en el tercero más grande del mundo. Así, desde la ratificación de la Constitución de Estados Unidos en 1789, ha pasado de tener una superficie de un poco más de 2 millones de kilómetros cuadrados a casi 10 millones de kilómetros cuadrados.
Luisiana
En 1802, el presidente estadounidense de entonces, Thomas Jefferson, ordenó iniciar negociaciones con Francia sobre la compra de la ciudad de Nueva Orleans, situada en el territorio de la colonia francesa de Luisiana con una posición geográfica favorable. El país que la poseyera podría controlar el río Misisipi.
Washington estaba dispuesto a pagar a París 10 millones de dólares, pero se les ofreció comprar todo el territorio de Luisiana (el 22,3 % de la superficie actual de EE.UU.) por 15 millones de dólares, que equivaldrían unos 342 millones de dólares en la actualidad. Una parte de los fondos se destinaron a la compensación de deudas entre Francia y EE.UU., así que la cantidad final que recibió Napoleón I fue de 8,8 millones de dólares. El tratado se firmó el 30 de abril de 1803 en París, y el Senado estadounidense lo aprobó el 20 de octubre.
Como resultado, la superficie del país norteamericano se duplicó y actualmente incluye partes de más de una docena de estados, incluidos Oklahoma, Arkansas, Kansas, Nebraska, Misuri y Iowa.
Florida
En 1819, Estados Unidos adquirió Florida, que era de España, mediante el Tratado Adams-Onís. Florida se había convertido en una carga para España, por lo que Madrid decidió ceder el territorio a EE.UU. a cambio de resolver la disputa de límites a lo largo del Río Sabine en la Texas española y quedarse como única soberana de Texas. Washington no pagó directamente por el estado, pero sí asumió la responsabilidad de 5 millones de dólares por los daños causados por los ciudadanos estadounidenses que se rebelaron contra la Corona Española.
El tratado estuvo en vigor durante 183 días, hasta el 24 de agosto de 1821, cuando España firmó el Tratado de Córdoba, reconociendo la independencia de México. El Tratado de Límites entre México y EE.UU., firmado en 1828, reconoció la frontera definida previamente como límite entre las dos naciones.
Territorios mexicanos
En 1848 se firmó el Tratado de Guadalupe Hidalgo como resultado de la guerra entre EE.UU. y México, que terminó con la derrota del país latinoamericano. De acuerdo con sus términos, México cedió a la nación vecina más de la mitad de su territorio: los estados mexicanos de Texas, Alta California, Nuevo México y Arizona. Según el tratado, Washington pagó una 'compensación' por los territorios por valor de 15 millones de dólares. Además, el Gobierno estadounidense estaba obligado a satisfacer todas las reclamaciones financieras de sus ciudadanos a México por valor de 3,2 millones de dólares.
En 1854, el diplomático estadounidense James Gadsden concluyó otro tratado entre las dos naciones, como resultado del cual EE.UU., por 10 millones de dólares, recibió el valle de Mesilla, una zona de unos 120.000 kilómetros cuadrados (territorios entre los ríos Colorado, Gila y Río Grande). La necesidad de su adquisición se explicaba por los planes de construcción de un ferrocarril transpacífico. Actualmente, las tierras compradas a México forman parte de los estados de Arizona y Nuevo México.
Alaska
La necesidad de vender Alaska, que formaba parte del Imperio ruso, fue señalada por primera vez en 1853. En una nota dirigida al zar Nicolás I, el gobernador de Siberia Oriental señalaba que EE.UU. se extendería "inevitablemente" por América del Norte y que "tarde o temprano" tendrían que "ceder" este territorio. En 1857, la idea de vender Alaska fue expresada por el gran duque Konstantín Románov. Uno de los argumentos era la preservación de una "estrecha alianza" con Washington, lo que a su vez exigía la eliminación de "todo lo que pudiera dar lugar a desacuerdos entre las dos grandes potencias". Además, se requerían grandes inversiones financieras para desarrollar la región.
El 30 de marzo de 1867 se concluyó el tratado ruso-estadounidense sobre la venta de la península de Alaska por 7,2 millones de dólares en oro. En mayo, el tratado fue aprobado por el zar Alejandro II, y el 18 de octubre tuvo lugar la transferencia oficial del territorio. En 1959, Alaska se convirtió en el 49.º estado de Estados Unidos.
Filipinas, Puerto Rico y Guam
En diciembre de 1898, la firma del Tratado de París puso fin a la guerra hispanoamericana. En virtud del tratado, España cedió Filipinas a Estados Unidos, junto con Puerto Rico y Guam, recibiendo 20 millones de dólares como compensación.
En 1934, Washington introdujo el autogobierno interno en Filipinas (consagrado en la Constitución de 1935) y se comprometió a conceder la independencia a las islas en 10 años. El dominio colonial estadounidense en Filipinas, interrumpido por la ocupación japonesa entre los años 1941 y 1945, terminó el 4 de julio de 1946 con la proclamación de la República de Filipinas. A su vez, Puerto Rico y Guam siguen siendo dos de los catorce territorios no incorporados de Estados Unidos.
Islas Vírgenes
En los siglos XVII y XVIII, las Islas Vírgenes estaban divididas entre Gran Bretaña (hoy Islas Vírgenes Británicas) y Dinamarca. En 1917, la parte danesa del archipiélago fue vendida a Estados Unidos por 25 millones de dólares. En 1927, los residentes de las Islas Vírgenes recibieron la ciudadanía estadounidense, pero sin derecho a participar en las elecciones presidenciales ni en el Congreso de Estados Unidos.
Hasta 1954, las islas estuvieron gobernadas por el Departamento del Interior del país norteamericano. Después recibieron el estatus de territorio no incorporado de EE.UU., según el cual se introdujo el autogobierno local y se creó el Parlamento. La política exterior, la defensa y las finanzas permanecieron bajo jurisdicción estadounidense.
La historia de la compra de Manhattan
Una de las historias más famosas sobre la compra de tierras a los nativos americanos en Norteamérica tiene que ver con la isla de Manhattan. Sin embargo, no fue comprada por estadounidenses. En 1626, el gobernador de la colonia neerlandesa de Nuevos Países Bajos, Peter Minuit, adquirió de los indios una parte de la isla (unos 4 kilómetros cuadrados). El propio nombre 'Manna-hata' se traduce de la lengua india delaware como 'isla rocosa'. Según la leyenda, los indios recibieron de Minuit "cuentas de cristal y otras baratijas" por valor de 60 florines (24 dólares al cambio actual). Actualmente, esta zona se llama Inwood y está situada en el barrio de Manhattan de Nueva York.
Territorios anexados
Al mismo tiempo, algunos territorios fueron anexados por Washington debido a su ubicación estrategicamente importante para el país norteamericano.
Así, Estados Unidos anexó Hawái en 1898. En 1900, se le concedió el estatus de territorio autónomo y se convirtió en estado en 1959. Hawái era considerado un lugar estratégico para una base naval en el Pacífico, una puerta de entrada al comercio asiático y servía al objetivo del presidente William McKinley de expandir la influencia estadounidense en el extranjero.
El Tratado de Berlín de 1899 dividió las islas samoanas en dos entidades políticas. Samoa Americana, frente a la costa este de Australia, fue cedida a Estados Unidos a lo largo de 25 años a partir de 1900, cuando los jefes locales de la isla más grande de la región, Tutuila, la entregaron a EE.UU. Le siguieron las islas Manu'a en 1904 y la isla de Swains se unió al territorio por una ley del Congreso en 1925.
En 1944, Washington se apoderó de las Islas Marianas del Norte, cerca de Guam, y más tarde las administró como parte del Territorio en Fideicomiso de las Islas del Pacífico. Las islas pasaron a ser territorio estadounidense en 1975.
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